El libro relata de una forma maravillosa (a pesar de no ser novela, genera que no puedas dejar de leerlo) todo el proceso de salida del Apartheid desde el encarcelamiento de Nelson Mandela en 1962 hasta 1995, fecha en que los Springboks (seleccion de rugby Sudafricana) ganaron el Mundial de Rugby, consolidando la unificación nacional. (La película trata solo del último año).
El Apartheid fue algo tan horrible como maravillosa la forma en que Mandela logró no solo cambiar las leyes, sino lograr que blancos y negros evitaran dar rienda suelta a sus miedos y rencores y entraran en guerra civil.
De este proceso se pueden extraer muchas lecciones súper valiosas y concretas a la hora de encarar procesos de cambio profundos en organizaciones donde hay grupos con posiciones muy opuestas.
- Tomarse el tiempo de escuchar y conectar con las personas involucradas, en lugar de tratar de imponer nuestra voluntad o poner distancia enfatizando la jerarquía.
- Escuchar atentamente, con el corazón abierto y sin prejuicios ni estereotipos para lograr sacar lo mejor de cada persona.
- Entender, aceptar, reconocer y considerar los miedos de las dos partes.
En ocasión de su primer encuentro con periodistas Afrikaaners (blancos sudafricanos) luego de ser liberado les dijo “Miren, les conozco a ustedes y a su gente, han hecho mucho por este país, y conozco sus miedos, pero vamos a hablar de ellos y a ser amigos.”
En la final del Mundial de Rugby donde los Springboks (equipo sudafricano considerado como icono de los blancos y odiado por los negros) enfrentaban a los All Blacks (Nueva Zelanda), Mandela ya era presidente y decidió entrar al campo con la camiseta de los Springboks. En el momento que lo hizo, fue ovacionado por los blancos y un seguidor de Mandela cuenta “Aquel fue el momento en que comprendí con más claridad que nunca que el fin de la lucha de liberación de nuestro pueblo no era solo liberar a los negros del cautiverio (…) sino, todavía más, liberar a los blancos del miedo. Y allí estaba. “Nelson! Nelson! Nelson!” El miedo que se disipaba.”
Una vez que identificamos los miedos de los otros (que no es trivial), podemos sentir que si los nombramos estamos cediendo a ellos, pero esto no es cierto. Si no nombramos los miedos de la gente involucrada y decidimos hacer algo con ellos, se convierten en un gran elefante blanco en la sala que solo entorpecerá el proceso.
(Ver la Segunda Parte de este articulo)
1 comentario:
Ingrid, gracias por tu post. Es muy bueno. Yo también leí el Factor Humano y quedé impresionado . El libro está muy bien escrito y es apasionante. Es muy recomendable.
Saludos
Oscar
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