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sábado, 28 de junio de 2008

La no violencia y la construcción activa de la paz, por Maria Eugenia Estenssoro

A continuación, quería compartir con ustedes unos fragmentos de una clase que dio la Senadora Maria Eugenia Estenssoro sobre "La No Violencia y la Construcción Activa de la Paz" en el Instituto Hannah Arendt (El texto completo puede encontrarse en el Blog de la Senadora)

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Meditación: la paz del corazón
Hoy vamos a hablar de la paz, del rol del individuo y de la sociedad en la construcción de la paz. Yo quiero hablarles de una paz distinta, no de la paz de los filósofos, los académicos o los políticos. Quiero hablarles de una paz más cercana y más simple, aunque por ello tal vez más comprometida y difícil: la paz del corazón. Esta paz está al alcance de todos nosotros, y es por eso que les propongo que comencemos nuestra reunión haciendo cinco minutos de silencio, aquietando nuestras mentes, nuestros corazones, nuestros cuerpos, para que la paz sea con nosotros. (...)
Occidente y Oriente
En un reportaje que le hicieron al maestro espiritual Osho, le preguntaron si creía en Dios. Y él dio una respuesta absolutamente oriental. Dijo : «No importa si creo o no en Dios, lo importante es que yo conozco a Dios
Creer es una acción especulativa, intelectual, mental, implica adherir o no a un dogma, a algo externo; conocer es una acción que denota una experiencia directa, personal, vivencial, íntima y, por eso, irrefutable.
Esa diferencia entre creer y conocer, es lo que diferencia al pensamiento occidental del pensamiento oriental.
¿Queremos creer en la paz o anhelamos practicar la paz, conocer la paz, vivir en paz? ¿Es un axioma político o una elección de vida? ¿Queremos tener razón o vivir en paz?, como postula Un Curso de Milagros.
Porque podemos creer que la paz es importantísima, pero si no la practicamos diariamente, si no la vivimos, ¿de qué sirve?
La paz empieza en mí y en tí
Déjenme leer unas palabras del discurso que dio la líder cristiana Eileen Caddy (fundadora de la comunidad Findhorn) hace 30 años en la India, en una Conferencia Mundial Por la Paz. Tienen la misma vigencia hoy en día. ¿Qué nos dice a nosotros aquí y ahora?
“Qué fácil es que cada uno de nosotros diga: “Claro que deseo la paz universal, pero no hay nada que pueda hacer al respecto. Después de todo solo soy una persona. Dejaré todo a los políticos.” Entonces, ¿qué hacemos? Nos escondemos en nuestras pequeñas caparazones y permitimos que la paz del mundo se desvanezca en la oscuridad porque nos sentimos impotentes.
¿Qué puedo hacer como individuo acerca de ello? ¿Cuál es mi responsabilidad? Puedo hablar de paz universal, pero eso no la originará. Puedo escribir al respecto, mandar panfletos y continuar con marchas de protesta, pero eso no creará la paz. Podemos aún tener importantes conferencias entre naciones acerca de la paz, pero no harán que haya paz.
Todos anhelamos la paz, pero empezamos de manera equivocada. En lugar de empezar por el techo, tenemos que empezar por las bases. Somos lo que pensamos. Como piensa la gente de una nación, así es esta. Si su punto de vista es agresivo o defensivo, seguramente originará guerra. Cuando hay celos, codicia y odio en el seno de una nación, ninguna conversación sobre la paz será capaz de crearla. Cambien el pensamiento, la conciencia de toda la nación y verán como su política va a cambiar también. Se salvar al mundo de su destrucción por un cambio de conciencia. Esto no se hará dando conferencias o criticando gobiernos. No son los otros los que tienen que cambiar, somos nosotros mismos.
La paz universal empieza dentro de cada individuo. Empieza en mí y empieza en ti. Es como un guijarro arrojado al medio de un estanque. Las ondas se extienden cada vez más, pero comienzan en el mismo centro.
Podemos empezar a hacer algo al respecto ahora mismo. Miremos dentro de nuestros corazones. ¿Qué está pasando en nuestras propias vidas? ¿En la familia? ¿Con las personas con las que trabajamos? ¿Que pasará con el resultado de la airada discusión que tuve ayer con mi esposa? ¿Qué acerca de la persona que encontraste la semana pasada y a la que juraste no volver a hablarle porque se niega a considerar tu punto de vista? Ahí es donde se malogra la paz, donde empieza la guerra. Hasta que no podamos poner armonía en nuestra vida diaria y aprender a amar a la gente que nos rodea, ¿cómo podremos esperar traer la paz al mundo? Son el amor, la comprensión y la tolerancia los que traen la paz.
¿Han elegido ustedes concientemente vivir en paz, día a día, con ustedes mismos, con su familia, sus compañeros de trabajo, de militancia, con sus adversarios o competidores?”
Gandhi, un testimonio de vida
Mahatma Gandhi fue quien introdujo el pensamiento de la no violencia a la política. Siguiendo el mandamiento de Jesús que dice, si te pegan en una mejilla, pon la otra, él está convencido de que la fe y la mansedumbre del pueblo indio derribará al poderío británico. Y lo logra. Gandhi también decide vivir junto al pueblo que liberará: deja el confort de una vida de élite, los trenes de primera clase y los elegantes trajes ingleses y elige caminar descalzo por toda la India, con un palo como bastón y vistiendo un taparrabos. Su prédica es una práctica cotidiana: una vivencia. Su palabra tiene la fuerza del testimonio. Ghandi se retira a su ashram para purificar su espíritu, su mente y su accionar. A esto llamamos autoconocimiento y sabiduría. El líder como sabio que ahonda en la meditación y en el autoconocimiento. La paz de espíritu es el requisito para acceder al conocimiento.
¿Habitualmente pensamos en el gobernante, en el líder, como un sabio, como alguien que domina las pasiones humanas para llegar, a través del autoconocimiento, al amor y a la paz?
Manual para el buen gobernante
Hace 2.500 años, Lao Tsé, un viejo asesor de la corte imperial china, descorazonado por la corrupción y la decadencia del Imperio, abandonó el mundo para reflexionar acerca del misterio de la existencia y el arte de gobernar. Lao Tsé escribió el Tao Te King, un librito de 81 aforismos, dirigido al sabio, al buen gobernante.
Les recomiendo los aforismos 33, 63, 75 y 76.
Lao Tsé equipara al buen gobernante con el sabio. Ni el guerrero ni el erudito: el sabio. Para llegar a la sabiduría, que significa conocer y dominar las pasiones humanas, hay que profundizar el autoconocimiento y el autogobierno. Ese es el camino que siguió Gandhi; y ése fue el camino que conoció, por fuerza, otro líder de la no violencia y la paz, Nelson Mandela.
El perdón de Mandela
Sin lugar a dudas, Nelson Mandela es el líder contemporáneo que se equipara, por su fuerza moral y espiritual, a Ghandi y a otro grande, Martin Luther King. Así como Gandhi nos legó la fuerza de la no violencia que derriba imperios; Mandela nos legó la fuerza del perdón que sanó las heridas más profundas y liberó a una nación del odio y la esclavitud. Healing, sanación. Ésa es la palabra que aparece en la Constitución sudafricana. El perdón y la sanación como paso previo a la pacificación de un pueblo que conoció 300 años de esclavitud y atrocidades. Un hombre que pasó 27 años en la cárcel y que, al salir, tenía clara cuál era su misión: liberar a los oprimidos y a los opresores por igual.
“…Fue en esos largos y solitarios años, que mi sed de libertad para con mi pueblo se convirtió en sed de libertad para todos los pueblos, blancos y negros por igual. Sabía muy bien que el opresor debía ser liberado al igual que el oprimido. Un hombre que priva de libertad a otro es un prisionero del odio, está preso detrás de los barrotes de sus prejuicios. No soy verdaderamente libre si privo de libertad a alguien, así como no soy libre si alguien me priva de libertad. Ambos, oprimido y opresor, han sido despojados de su humanidad…Cuando salí de la cárcel, esa era mi misión: liberar tanto al oprimido como al opresor”, (extracto de « El largo camino a la libertad », autobiografía de Nelson Mandela).
La revolución interior de J. Krishnamurti
« ¿Qué relación existe entre nosotros y la desdicha y confusión que nos rodean? Evidentemente, esta confusión, esta desdicha, no se originaron de por sí. Ustedes y yo la hemos creado, no una sociedad capitalista o comunista o fascista, sino nosotros en nuestra relación mutua. Lo que somos en lo interno ha sido proyectado a lo externo, al mundo; lo que somos, lo que pensamos y sentimos, lo que hacemos en nuestra existencia cotidiana, se proyecta al exterior, y eso constituye el mundo. Si dentro nuestro somos desdichados, confusos, caóticos, eso, proyectado, se convierte en el mundo, en la sociedad, porque la relación entre ustedes y yo, entre mí mismo y otro, es la sociedad; la sociedad es el producto de nuestra relación, y si la sociedad es confusa, egocéntrica, estrecha, limitada, nacionalista, proyectamos eso y generamos caos en el mundo. El mundo es lo que somos nosotros. Nuestro problema, pues, es el problema del mundo. » (Texto extraído de « El Individuo y la Sociedad », de Jiddu Krishnamurti).
Conclusiones
El camino de la paz implica silencio, meditación, purificación interior, autoconocimiento, sabiduría, poder, humildad, mansedumbre, generosidad, no violencia, perdón, sanación, unión, integridad, amor. Cualidades que habitualmente no están asociadas a la política pero que, ahora, comprendemos que son inseparables de ella.
Si hasta ahora la política se definió como conquista, como « la continuación de la guerra por medios pacíficos »; el ser humano está gestando una nueva concepción de la política, no como dominio sino como cuidado: la política es el cuidado de la humanidad, de la comunidad, del planeta, de cada uno de nosotros. En definitiva, no es otra cosa que el ama a tu prójimo como a ti mismo, de todas las religiones.
Vayamos en paz.

1 comentario:

darYrecibir dijo...

Amo las referencias a Un Curso de Milagros.

Adoro la paz!

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