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martes, 15 de julio de 2008

Necesitamos una conciencia y una sensibilidad diferentes (2/2)

[Artículo publicado en el blog de la Senadora María Eugenia Estenssoro]

Leer la primera parte en Necesitamos una conciencia y sensibilidad diferentes (1/2)

“Creo que éste es el primer punto para enfocar. Es inexorable. Es necesario que se desarrolle una conciencia diferente; la que tenemos hoy no sirve. Esto da como resultado una turbulencia incesante, que quizás sea necesaria para desilusionarse, para que cada tradición se de cuenta. Los humanos creemos que somos la especie superior y que somos totalmente independientes del resto de la vida de la Tierra. Como sabemos, esto está trayendo problemas que tendremos que enfrentar. Acá tenemos dos posiciones, pero si las vemos a fondo son la misma. La reacción primera es que somos los dueños de la Tierra, los reyes de la naturaleza y que podemos hacer cualquier cosa. La posición opuesta es que somos los principales culpables del desastre en el planeta Tierra, por eso somos una especie negativa. Es notable que a nadie se le ocurra pensar que somos parte de la Tierra, somos una especie que está dentro de la evolución de la Tierra. Creernos que somos lo más importante o los culpables de oneness todo, es lo mismo. Las dos posiciones que hoy discutimos en realidad son la misma. Esta posición está destinada a caer. La sensación de excepcionalidad y de no vínculo con el resto del planeta es una conciencia muy precaria que no puede resolver los problemas planetarios. Que no puede ser que sus dioses sean verdaderos y los demás no, que sus miembros son superiores. Nos cuesta pensar cómo nos ven otras tradiciones de miles de años, en realidad las tememos y las despreciamos. Si nos pasa esto vincularmente podemos estar seguros de que a ellos les pasa lo mismo. Nos desprecian y nos temen. La inteligencia vincular es la que puede comprender este temor, este desprecio, cuáles son las razones de esto y aprender a no reaccionar con temor y desprecio, que se pueda ir más allá de las reacciones automáticas inscriptas en la conciencia de la humanidad.

“Mi convicción es que este es el tiempo en que todas estas ideas y sensaciones tan antiguas se van a desplomar. Uno no suele pensar que recién en la década del ‘60 una gran parte de la comunidad, por primera vez, se rebeló a que sus hijos varones fueran a la guerra. Un millón de años de orgullo, de identidad natural: si soy varón estoy hecho para ir a la guerra, nací para matar por mi tribu, por mi civilización. Es la primera vez que desertar fue algo honorable. En la misma época, el lado femenino se pudo comenzar a independizar de la programación básica de procrear, surgió la pastilla anticonceptiva, las mujeres del planeta pudieron comenzar a revisar dentro suyo si querían o no procrear. Esta posibilidad a gran escala de registrar, de problematizar si voy a procrear o no es tremendamente reciente. Yo creo que cuando uno es joven se debate entre dos tendencias muy grandes: sentir que tengo que ocupar un lugar en el mundo y que ese mundo ya está construido, y hay que ubicarse, y por otro lado la clara conciencia de que eso que está construido no está bien construido, y que ese tener que ubicarse en esa construcción que no está bien hecha es una carga tremenda. En principio uno tiene una fuerte tendencia a rebelarse. Ser joven hasta ahora es esa oscilación entre ubicarse y rebelarse. Yo creo que exige mucha madurez poder cuestionar lo construido a fondo, sin rebelarse. Por lo general la rebelión es pasar a un opuesto, es tomar una posición que ya está construida, que algún otro construyó. Empiezan a ser peleas entre construcciones del mundo. Si de algo puede servirles mi experiencia como ex-joven, yo creo que lo que está muy confundido no es una posición ideológica, un conjunto de ideas, sino que la mente humana está muy confundida. La conciencia humana aún es muy precaria. Creo que es muy importante que haya muchísimos jóvenes que tengan la fuerza suficiente como para atreverse a cuestionar la conciencia humana. Darse cuenta de cómo hemos construido el mundo, con qué miedos, con qué terrores, con qué ilusiones, con qué patrones construimos. Porque esos patrones inevitablemente llevan al conflicto. Creo que el planeta Tierra no puede soportar en los próximos cien años el mismo tipo de conflictos viene soportando. No puede soportar que un grupo se proponga aniquilar a otro grupo, porque ya el costo no es para esos grupos, el costo es para toda la humanidad, para todo el planeta. Necesariamente tiene que surgir una sensibilidad diferente. Esto que yo llamaba inteligencia vincular, quiero decir ser capaces de vincularse con claridad con seres diferentes. Y no crear la ilusión de que vemos todo de la misma manera. Uno sabe que no ve todo de la misma manera ni siquiera con el ser que dice amar. No somos iguales. Todos sabemos que no estamos diciendo lo mismo. Ya el hecho de ser varones o mujeres implica códigos diferentes. Varón chino, mujer sueca: uno puede imaginar la aventura de ese encuentro. De hecho la evolución va a provocar que nos mezclemos todos y en esa mezcla vamos a tener que aprender a decodificar los misteriosos códigos de los otros que no sabemos decodificar.

“Algo se está complejizando en nosotros, quizás no nos demos cuenta que ya está sucediendo. Ya por ejemplo la típica insatisfacción amorosa que tiene nuestra civilización que supuestamente no tenían nuestros bisabuelos, que no cuestionaban estas diferencias de código, nos damos cuenta de que hay una diferencia de código entre hombres y mujeres, y esto nos tiene locos, porque no hemos descifrado estos códigos y cómo se acoplan.

“Hay patrones vibratorios que van a hacer que el cambio se produzca. Hay algo que me hace optimista que es la astrología. La astrología dice que cíclicamente cambian las condiciones estructurales de todo el planeta. En el mismo sentido en que de pronto termina el invierno y comienza la primavera, un cambio de estación. Algo está destinado a desaparecer porque ya no es su tiempo, no es que sea ni bueno ni malo, no es más su tiempo. En ese sentido es que está mucho más abierta, que reconoce lo diferente.

“Bueno, básicamente eso es lo que quería plantearles para discutirlo, analizarlo“.

1 comentario:

Sin Paliativos dijo...

¡Tremendo discurso! Que razón tiene, no hay que desvincularse hay que unirse con la tierra y aceptar y ser consecuente con nuestros actos vs la misma. Como siempre gran post, con la calidad y nivel de siempre.Son geniales tus aportes.

Saludos

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