El siguiente comentario me lo envío Hugo Grisovky en uno de sus envíos de "Creatividad en la vida cotidiana": ¡Muchas gracias Hugo!
Aunque seguramente alguna vez les llegó o se las relataron, me parece importante, su repetición, su reiteración. Tantas veces repetimos, y somos repetidores compulsivos, por qué no hacerlo esta vez con mensajes positivos, con quiénes nos energizamos. (...)
Si insistís en hacer siempre lo mismo,
vas a obtener siempre el mismo resultado.
(sea destructivo, negativo, neutro…)
La parábola del martillo la encontré en el libro "El arte de amargarse la vida" del Paul Watzlawick, investigador de la comunicación humana.
La historia del martillo
Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. Su vecino tiene uno. Se decide a pedírselo, y le surge una duda "y si no quiere prestármelo? Ayer me saludo mal! Quizás estaba apurado? Quizás tiene algo en contra mío? Yo no le hice nada! Si me lo pidiesen a mi yo lo prestaría!! Porqué no lo haría el también? Cómo se atrevería a negármelo? Tipo como estos te amargan la vida!! Es el colmo!! Que se cree que por sólo tener un martillo se da el lujo de .....!!!
Se dirigió así a la casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y antes de que el vecino tenga tiempo de decir "buen día", nuestro protagonista le grita furioso "Quedate con tu martillo, tonto!!"
E N T O N C E S
Siempre hay un entonces, con ese gesto y ese tono de voz que nos caracteriza………….. Evitemos juicios a priori, no convirtamos lo cotidiano en insoportable y lo trivial en desmesurado.
Además tenemos en esta parábola un valor agregado:
Si la única herramienta que manejás es un martillo,
pensarás que todo problema es un clavo
1 comentario:
muy bueno, antes de hacernos mala sangre con algún tema debemos respirar profundo y no hacer juicios precipitados que condicionen nuestra conducta... si pensamos en positivo solo creamos reacciones positivas :)
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