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domingo, 23 de marzo de 2008

Barack Obama y un discurso excepcional

Luego de unas declaraciones incendiarias contra EEUU de quien fue su guía espiritual, el Reverendo Wright, Barack Obama dio el 18 de marzo un discurso en Filadelfia sobre el racismo. Sin meterme en política, creo que el discurso pasará a ser uno de los grandes discursos de la historia por su visión, fuerza y honestidad: un ejemplo de líder auténtico.


En respuesta a la gran polémica desatada acerca de si Obama compartía o no las opiniones de Wright, Obama dio vuelta la discusión en su discurso. Jim Wallis dijo en CNN: “Antes del discurso el tema era Obama. Luego del discurso, el tema somos nosotros.”

Dio una vuelta más al tema de la discriminación racial, desafiando a los estadounidenses a quedarse en la discusión trivial de si él acordaba o no con Wright o a hacerse cargo del verdadero problema.
En vez de repudiar a Wright y pasar a otro tema, Obama puso en evidencia que el tema de la raza es mucho más complejo que hablar o no mal de los negros (o los blancos): No puedo repudiarlo como no puedo repudiar a la comunidad negra. No puedo repudiarlo, como no puedo repudiar a mi abuela blanca – una mujer que ayudó a criarme, una mujer que se sacrificó una y otra vez por mi, una mujer que me ama como a nada en el mundo, pero una mujer que confesó su miedo a los hombres negros que pasaban cerca de ella en las calles y que en más de una ocasión ha dicho estereotipos raciales o étnicos que me han hecho sentir muy avergonzado. Esta gente son parte mía y de América, este país que amo.
(…) Para los hombres y mujeres de la generación de Wright los recuerdos de humillación, duda y miedo no se han desvanecido, como tampoco lo hizo el enojo y el resentimiento. El enojo puede no ser expresado en público, frente a compañeros de trabajo o amigos blancos. Pero si se expresa en la peluquería de barrio o en la mesa de la cocina. (…) Y ocasionalmente llega a la Iglesia los domingos a la mañana. (…) Esta ira no siempre es productiva; de hecho casi siempre nos distrae de la resolución de problemas (..) Pero la ira es real; es poderosa; y simplemente desear que desaparezca, condenarla sin entender sus raíces, solo sirve para agrandar el abismo de malentendidos que existen entre las razas.”


Puso el conflicto racial en su contexto socio-económico y reconoció que la ira que sienten tanto blancos como negros es real y justificada:
"La discriminación legalizada (…) es realidad en que el Reverendo Wright y otros Afro americanos de su generación crecieron. Se hicieron adultos en los 50s y 60s un tiempo en que la segregación aún era la ley y las oportunidades estaban sistemáticamente restringidas. Lo llamativo no es cuántos fallaron frente a la discriminación, peor más bien cuántos hombres y mujeres le ganaron a las probabilidades; cuántos lograron hacerse un camino desde ningún lado para esos que como yo vendrían después.
De hecho, una ira similar existe en segmentos de la comunidad blanca. La mayoría de los trabajadores de clase media blancos no sienten que han sido particularmente privilegiados por su raza. Su experiencia es la de los inmigrantes – en lo que a ellos concierne, nadie les ha dado nada, lo construyeron desde cero. Trabajaron duro toda su vida solo para ver cómo su puesto de trabajo era enviado al extranjero y su pensión encogerse luego de una vida de trabajo. Están ansiosos por su futuro y sienten que sus sueños se les escapan; en una época de salarios congelados y competencia global, la oportunidad se ve como un juego suma cero. Entonces cuando escuchan que deben mandar a sus niños a una escuela del otro lado de la ciudad, cuando escuchan que un afro americano tiene una ventaja al conseguir un trabajo o una vacante en una universidad por una injusticia que ellos mismos nunca cometieron; cuando les dicen que sus miedos sobre el crimen en barrios urbanos son en cierto sentido prejuicios, el resentimiento se acumula con el tiempo."


Esta visión integral de la discriminación racial es coherente con la Teoría de los Sistemas, ya que ve a la sociedad como un todo que se retroalimenta, forzando a no simplificar y a encarar el todo si queremos resolver el problema definitivamente.

“Hace unos años, un afroamericano nos dio que tenía un sueño. Hoy otro afroamericano nos dice cómo hacerlo realidad.”Jim Wallis

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